Hola cómo andan? Hace
mucho que no escribo ya sé...
Esta segunda mitad del
año se me pasó volando, especialmente los últimos meses que fueron una vorágine
de compromisos, eventos y otras cuestiones que ocuparon mi mente y no dejaron
que me concentre el suficiente tiempo frente a la computadora para escribir lo
que quería hace tiempo: Los
Cuatro Acuerdos Toltecas.
Este post va a sonar
bastante autoayuda pero bue, un poco me copa la autoayuda como herramienta para
hacerme un par de preguntas cada tanto, para qué les voy a mentir.
Mi amiga J. ;) me regaló
un libro de Miguel Ruiz que se llama justamente así, "Los Cuatro
Acuerdos Toltecas", que
tiene tiene algunas ideas que me parecieron interesantes para compartir en el
blog.
Bueno la cuestión es que
los Toltecas fueron una cultura que habitó parte de Mexico en el siglo X, y no
sé mucho más de ellos salvo que se dice que eran conocidos como "hombres y
mujeres de conocimiento", que tenían maestros espirituales llamados
naguales, y que este conocimiento fue mantenido durante todo este tiempo por un
linaje de maestros toltecas, uno de ellos se llama Miguel Ruiz y escribió este
libro que me regaló mi amiga y que comparto con ustedes.
Está bueno ir
descubriendo cómo cada comunidad generó su propio sistema de creencias, y las
herramientas para la búsqueda espiritual, y cómo muchas veces esta búsqueda
espiritual coincide con un intenso trabajo de autoconocimiento y conciencia
profunda.
Lo que plantea el texto es que uno vive
su vida en base a un montón de "acuerdos", formas de actuar, normas,
creencias, etc., que nos enseñaron y estamos seguros de que son las correctas
para nuestra vida.
Entonces andamos todos
por ahí viviendo basados en nuestro propio conjunto de acuerdos, que muchas
veces no hemos elegido para nosotros mismos; como animalitos domesticados por
nuestras familias, por nuestra escuela, por nuestros amigos, y sobre todo por
nosotros mismos.
Les doy un
ejemplo: entre mis acuerdos podríamos incluir que es imprescindible
terminar una carrera, que San Martín cruzó los Andes, que hay que tomar por lo
menos dos litros de agua por día y que a partir de los dieciocho votar es
obligatorio. Ponele. Y ponele que yo ahora no me dedico a la carrera que
estudié en la facultad, doy clases de yoga cuando estudié Recursos Humanos,
pero tardé mucho en darme cuenta de que este "acuerdo" de tener una
carrera profesional y dentro del sistema no era lo que quería para mi vida.
Estaba "domesticada", por los demás, pero sobre todo por mí misma. A
la que más le costó revisar ese acuerdo fue a mí, durante mucho tiempo me sentí
"menos" por querer ser profe de yoga. Sentía que los demás me
miraban como inferior, cuando la que en realidad se estaba juzgando era yo, ser
profe de yoga no estaba dentro de mis acuerdos de toda la vida.
Lo que propone el libro
es empezar a replantearse los "acuerdos" o creencias que nos
incomodan o no nos dejan ser libres, para elegir los que sí nos hacen felices.
El autor del libro dice que hay cuatro acuerdos básicos que podemos empezar a
trabajar para llegar a la felicidad:
El primer acuerdo es SER
IMPECABLE CON LAS PALABRAS.
Es el acuerdo más importante y el que requiere mayor esfuerzo. Partimos de la creencia de que nuestras palabras, que son la expresión de nuestros pensamientos, tienen el poder de crear nuestra realidad. Las palabras pueden entrar en nuestra mente y modificarla, sea a través del diálogo interno -lo que pensamos- o a través de la comunicación con los demás. Impecable significa sin pecado, puro, sin daño ni hacia los demás ni hacia nosotros mismos. Ser impecables con nuestras palabras significa usar nuestra energía en favor del amor a nosotros mismos y de la verdad. Es decir pensar lo que decimos y decir lo que pensamos.
Es el acuerdo más importante y el que requiere mayor esfuerzo. Partimos de la creencia de que nuestras palabras, que son la expresión de nuestros pensamientos, tienen el poder de crear nuestra realidad. Las palabras pueden entrar en nuestra mente y modificarla, sea a través del diálogo interno -lo que pensamos- o a través de la comunicación con los demás. Impecable significa sin pecado, puro, sin daño ni hacia los demás ni hacia nosotros mismos. Ser impecables con nuestras palabras significa usar nuestra energía en favor del amor a nosotros mismos y de la verdad. Es decir pensar lo que decimos y decir lo que pensamos.
El segundo acuerdo es NO
TOMAR LAS COSAS PERSONALMENTE.
Cuando tomamos las cosas personalmente es porque algo de la mirada o el accionar del otro nos resuena. Sentimos que el otro "me está haciendo algo" o "hace algo en contra de lo que yo considero correcto moralmente, o está dentro de mis "acuerdos aceptados"". Si comprendemos que cada persona tiene sus propios acuerdos, sus propios pensamientos, que cada uno está librando su propia guerra interior, no necesito tomarme las cosas personalmente! No necesito enojarme ni sentir que alguien me está hiriendo o que está haciendo algo a mi persona, porque no me hago cargo de lo que hacen los demás. Tomarse las cosas personalmente es una expresión de egoísmo porque es sentir que el mundo gira a nuestro alrededor. Lo que el otro hace, lo hace por sí mismo, Aunque haya alguien gritándome y diciéndome cosas horribles, puedo elegir hacerme cargo de esa agresión o no. En palabras simples, puedo engancharme o no. Puedo recibir ese regalo o no, puedo estar de acuerdo con sus palabras y dejar que me afecten o no. Yo elijo qué alimento nutre mi ser, y ese alimento no es sólo físico, comida bebida, sino también los estímulos que me rodean. Elijo que las cosas me afecten porque en un punto me siento identificado con ese estímulo. Es MI orgullo, MI moral, MI persona, MI ego el que está afectado. Yo supongo que mi forma de ver el mundo es la correcta y la única, entonces siento la necesidad de defender mis creencias y me ofendo cuando alguien piensa o actúa distinto. Cada persona hace lo que puede con su vida, nadie toma decisiones equivocadas a propósito, cada uno está transitando su vida lo mejor que puede, y a veces cómo puede. Que las cosas me afecten o no, es una elección, una elección muyyy difícil, pero elección al fin.
Cuando tomamos las cosas personalmente es porque algo de la mirada o el accionar del otro nos resuena. Sentimos que el otro "me está haciendo algo" o "hace algo en contra de lo que yo considero correcto moralmente, o está dentro de mis "acuerdos aceptados"". Si comprendemos que cada persona tiene sus propios acuerdos, sus propios pensamientos, que cada uno está librando su propia guerra interior, no necesito tomarme las cosas personalmente! No necesito enojarme ni sentir que alguien me está hiriendo o que está haciendo algo a mi persona, porque no me hago cargo de lo que hacen los demás. Tomarse las cosas personalmente es una expresión de egoísmo porque es sentir que el mundo gira a nuestro alrededor. Lo que el otro hace, lo hace por sí mismo, Aunque haya alguien gritándome y diciéndome cosas horribles, puedo elegir hacerme cargo de esa agresión o no. En palabras simples, puedo engancharme o no. Puedo recibir ese regalo o no, puedo estar de acuerdo con sus palabras y dejar que me afecten o no. Yo elijo qué alimento nutre mi ser, y ese alimento no es sólo físico, comida bebida, sino también los estímulos que me rodean. Elijo que las cosas me afecten porque en un punto me siento identificado con ese estímulo. Es MI orgullo, MI moral, MI persona, MI ego el que está afectado. Yo supongo que mi forma de ver el mundo es la correcta y la única, entonces siento la necesidad de defender mis creencias y me ofendo cuando alguien piensa o actúa distinto. Cada persona hace lo que puede con su vida, nadie toma decisiones equivocadas a propósito, cada uno está transitando su vida lo mejor que puede, y a veces cómo puede. Que las cosas me afecten o no, es una elección, una elección muyyy difícil, pero elección al fin.
El tercer acuerdo es NO
SUPONER.
Es dejar de inventarnos
cosas en nuestra mente que nos limitan y que muchas veces nos
perjudican.Cuántas veces cancelamos al otro, lo minimizamos, porque pensamos
que nuestra mente y nuestras suposiciones y opiniones son la verdad?
El otro día fui al
casamiento de una amiga, y en la iglesia el cura dijo algo que me encantó: dijo
que nunca pierdan la comunicación, que comunicarse en un acto de generosidad,
porque uno está incluyendo al otro en su mundo. No comunicar es suponer que
nuestros pensamientos valen más que los del otro, es quedarnos en nosotros mismos
sin ser capaces de compartir. Comunicar es volverse más vulnerable y a la larga
eso nos fortalece.
No comunicar y suponer
es muy riesgoso porque estamos inventando partes de nuestros vínculos. Y eso en
algún momento tiende a estallar. La fantasía se esfuma y nunca llegamos a amar
al otro realmente como es, sin tratar de cambiarlo, sin tratar de que entre en
los casilleros que nosotros suponemos, inventamos, fantaseamos que debe llenar
esa persona en ese vínculo.
No suponer incluye
preguntar, comunicar y tener la valentía de aceptar las cosas como son.
El último acuerdo es HACER SIEMPRE LO MEJOR POSIBLE.
No importa si estamos
cocinando, sentados en un colectivo o debatiendo leyes en el Congreso de la
Nación. Hacer siempre lo mejor posible, lo que concuerda con nuestros ideales y
con lo que sentimos, pensamos y decimos que somos. No ser falsos con nosotros mismos,
no regatear esfuerzo. Lo que hacemos, lo hacemos completo, desde nuestro
centro. Y lo más importante es que hacer el máximo esfuerzo no es hacer ni de más ni de menos. Encontrar el equilibrio, si me
excedo agoto mi mente y mi cuerpo y esto termina jugándome en contra porque a
la larga no es mi mejor esfuerzo, si hago de menos también voy en contra de mí
porque no estoy ejerciendo mi verdadero potencial, y después puedo "culparme"
por los resultados.
Independientemente del
resultado, hago lo mejor que puedo, entonces no habrá culpas ni juicios con el
resultado. El resultado es siempre lo mejor que pude hacer.
Muchas personas trabajan
trabajan trabajan esperando el pago a fin de mes, esperando que llegue el
viernes, esperando que lleguen las ansiadas vacaciones. Es claro que hay
necesidades que cubrir, cuentas que pagar, pero vivir toda la vida esperando mi
tiempo libre, es la forma en la que quiero vivir? Para qué? Para quién? Cuántas
vidas me pienso que tengo? Si pienso que tengo sólo esta vida y después se
acaba todo, mejor que haga lo que realmente quiero hacer. Si pienso que hay
muchas vidas después de esta, la calidad de esas vidas va a depender de mi
desarrollo personal en esta, el karma que genere en esta, entonces mejor que
haga lo que realmente quiero hacer. Además, la vida como la conozco puede
terminar en dos días, cincuenta años o cinco minutos. Alguna vez piensan en
esto? La persona con la vivo se puede ir de este mundo de un segundo a otro, yo
puedo enfermar, una inundación puede llevarse todo lo que tengo. Sé que soy
drástica, pero seguro que todos conocemos a alguien al que le pasó algo así, no
es tan loco ni tan lejano.
Entonces por qué no
vivir cómo quiero y con quién quiero? Por lo menos pretendo preguntarme qué es
lo que no me gusta de mi vida, y qué es lo que quiero para mi vida, y hacer el
mejor esfuerzo para lograrlo, aunque sea cambiando despacio, detalles, de a una
cosa por vez. No digo que mañana todos renunciemos a nuestros trabajos y nos
vayamos a poner un bar en Brasil, digo que si me molesta comer con la tele,
para qué la prendo? Digo que si no me gusta pasar tiempo con estas personas,
para qué voy a esas reuniones? Digo que si no me gusta comprar los regalos de
navidad a último momento, qué hago en el shopping el 23 de diciembre? Digo que
si me gusta pintar, por qué no me hago el tiempo para pintar? Y si algo sale
mal qué? Dejé de fumar durante un año. Y un día fumé un cigarrillo. Cinco
cigarrillos da igual. Esos cigarrillos que me fumé no cancelan todo el año de
esfuerzo, la cuenta no vuelve a cero. Cada día cuenta. Cada día es cero. Cada
día voy a estar haciendo mi mejor esfuerzo y seguro que algo voy a aprender.
Voy a estar integrado y voy a estar viviendo según estos cuatro acuerdos
toltecas, según las enseñanzas de los grandes maestros espirituales y más
importante, según mis propias creencias esenciales.
Voy a transcribir (transcribir queda más elegante que copiar) un
cuento del libro que me gustó mucho. Dice así:
Había una vez un hombre
que quería trascender su sufrimiento, de modo que fue a un templo budista para
encontrar un maestro que le ayudase. Se acercó a él y le dijo: "Maestro,
si medito cuatro horas al día, ¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la
iluminación?". El maestro le miró y le respondió: "Si meditas cuatro
horas al día, tal vez lo consigas dentro de diez años",
El hombre, pensando que
podía hacer más, le dijo: "Maestro, y si medito ocho horas al día,
¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la iluminación?". El maestro le miró y
le respondió: "Si meditas ocho horas al día, tal vez lo consigas dentro de
veinte años",
"¿Pero por qué
tardaré más tiempo si medito más?", preguntó el hombre.
El maestro contestó:
"No estás aquí para sacrificar tu alegría ni tu vida. Estás aquí para
vivir , para ser feliz y para amar. Si puedes alcanzar tu máximo nivel en dos
horas de meditación, pero utilizas ocho, sólo conseguirás agotarte, apartarte
del verdadero sentido de la meditación y no disfrutar de tu vida. Haz lo máximo
que puedas, y tal vez aprenderás que independientemente del tiempo que medites,
puedes vivir, amar y ser feliz".
Me gustó leer que en
este libro de una filosofía antigua y latina, hay muchos puntos en común con el
camino del yoga, porque en el fondo ambos son caminos de autoconocimiento.
Estoy
convencida de que para seguir cualquier camino espiritual, sea tolteca, yogui,
religioso o el que sea, la clave está en conocerse y aceptarse. En ser
conscientes y actuar de forma consciente.
Hablando
de ser conscientes, se vienen las semanas de las fiestas, el solsticio el 21/12
con su luna nueva y marcando el inicio del verano, se viene la navidad y la
celebración del año nuevo de nuestro calendario. Sea cual sea la fecha que
festejen como cambio de ciclo, en los próximos días un período termina y otro
empieza. Que sea consciente. Que sea soltando las experiencias negativas y
haciendo espacio para lo que el nuevo año va a traer. Que sea con consciencia.
Enfocando la mente en lo que se deja, en lo que se va, y en lo que quiero que
venga. A mí me gusta escribir ya saben y hago listas, me sirve bajar las ideas
a veces un poco abstractas de mi cabeza al papel, pero hay muchas formas de
hacerlo, en una meditación, en una charla, en silencio. Que la gran cantidad de
luz, que estos días que son los más largos del año, nos ayuden a iluminar los
verdaderos deseos de nuestro ser. Lo que sea, que sea consciente.
Que
tengan un excelente fin de año!
Namaste.