13 agosto 2013

Soy femenina y masculina


En mí conviven las energías femenina y masculina. La energía femenina es emocional, intuitiva, oscura, receptiva, fría, negativa; es lunar. Mi energía masculina es racional, clara, caliente y activa, positiva; es solar.
Ambas conviven en mí y a veces una predomina sobre la otra. Cuando hago deportes, cuando discuto, cuando analizo y razono, viene el sol. Cuando entro en contacto con mis emociones, cuando duermo, cuando sueño despierta y cuando hago actividades creativas y artísticas, viene la luna. Pueden desequilibrarse, y que una sea mucho más activa que la otra, y ahí está el problema, porque en su equilibrio está mi salud.
En el cuerpo, la energía solar predomina en el lado derecho y la lunar en el izquierdo. La parte delantera del cuerpo es más solar, y la parte posterior más lunar. Por eso es muy normal sentir toda la "carga" de lo que no podemos resolver en la espalda y en el cuello.
Hatha significa: Ha es sol, y Tha es luna. Yoga es unión. Hatha Yoga sería la unión de la luna y el sol. La unión de mis aspectos femeninos y masculinos, negativos y positivos. La integración de los extremos. El Hatha Yoga me demuestra que uno es femenino y masculino A LA VEZ, y que uno es casi todos los extremos a la vez.
Esto es la integración de nuestra sombra. Aceptar que uno es bueno y malo a la vez, lindo y feo, trabajador y vago, generoso y tacaño, inteligente y tonto, masculino y femenino, que un adjetivo nunca niega el otro, al contrario, lo crea. Es muy común identificarnos con ciertas características, las que nos parecen "aceptables", y negar las contrarias. Esto sólo crea una sombra, un aspecto nuestro no reconocido que nos desintegra y no nos permite ser completos.
En la integración y la aceptación de todos los aspectos de mi ser, está el autoconocimiento profundo.
Namaste (lo sagrado que hay en mí saluda a lo sagrado que hay en vos).




Sobre la práctica del Yoga

El Yoga es una disciplina. 
No es una religión, no es un deporte, no es una actividad recreativa. Es una práctica donde se busca ir hacia adentro del propio cuerpo y mente. A través de las posturas o asanas, de la respiración y de la relajación profunda, logramos sentir bienestar y relajarnos.
El Yoga nace en la antigua India, y viene de la palabra en sánscrito "yuj", que significa unión. Comenzamos uniendo mente, cuerpo y alma, y de a poco vamos comprendiendo la cercanía de nuestro ser individual con el ser universal, con el cosmos, con la totalidad.
Partimos de la base de que somos más que un simple cuerpo físico con una mente aislada, y trabajamos sobre nuestro equilibrio y armonía internas y externas. Yo fui descubriendo el alcance del yoga con la práctica, sigo comprendiendo cada vez un poco más su significado, por eso no pretendo tratar de describir todo en este post, sino profundizarlo lentamente.
Hoy quiero comentar cómo abordamos la práctica de Yoga, cómo nos acercamos a ella:
Primero, con ganas de conectarnos con nosotros mismos, de conocernos un poco más. Queremos estar bien físicamente y más centrados, relajados. Estamos dispuestos a dedicarnos tiempo y energía.
Luego, con una actitud no competitiva. Esto es realmente fundamental, y debo confesar que para mí fue bastante arduo. Vivimos en un mundo donde todo es en comparación de los demás, en el trabajo, en el estudio, en los círculos sociales. El yoga nos pide que miremos para adentro, sin importar lo que hagan los otros. Podemos hacer una clase entera con los ojos cerrados, sólo percibiendo nuestro cuerpo, la respiración, nuestro ser en su totalidad. No seré mejor "yogui" si llego al piso con las manos, si me tuerzo sobre mi eje, si soy la que más se dobla del grupo; sino si hago las asanas con conciencia, concentración y percepción interna. Si nunca abandono la atención sobre mi respiración.
Y por último, sabiendo respetar nuestro cuerpo y mente hoy. Esto es, sin importar lo que haya logrado en el pasado, ni mis exigencias sobre mí misma, soy consciente de lo que hoy me pasa y esa es la única verdad. Hoy mi cuerpo se expresa, hoy mi mente piensa, hoy mi alma siente. Esa es mi verdad.
Por eso decimos que en las clases estamos plenamente presentes y plenamente conscientes. Por eso esta actividad relaja, porque no te permite ir al pasado, ni ir al futuro, ni mirar a los demás. Es explorar la esencia, conocernos a nosotros mismos, y esa experiencia sólo se puede tener en el aquí y ahora.
Creo que el Yoga es un camino largo, intenso, individual y hacia adentro. Y una vez que me conozco a mí misma, puedo estar conectada con todos los demás.
Namaste.




08 agosto 2013

Por qué me sentí desconectada de mí misma?

No sé a los demás, pero mi necesidad de encontrarme conmigo misma surgió de una gran Desconexión, así, con mayúscula. De pronto me di cuenta de que estaba viviendo la vida como si fuera de otro. Cuando los sueños son ajenos, y el día a día aburre, comprime, desgasta. Cuando una es blanco, negro y sólo de vez en cuando se permite un gris tímido y muy neutro. Cuando se tiene miedo de reconocer los propios colores, para no desentonar, no enfrentar, no disfrutar...

Seguramente muchas personas pasan por esta sensación alguna vez en la vida, y en mi caso de ahí surgió un quiebre. Me empecé a hacer muchas preguntas que no sabía ni cómo empezar a responder: Cuál es mi esencia, mi centro? Cuál es mi huella original? Cuál es la parte de mí que ya vivió muchas vidas, esa sabiduría ancestral? Por qué no logro sentirme cómoda en mi propio cuerpo ni reconozco mis sentimientos?

Y uno de esos días grises caí en una clase de Yoga, que tiene como primer objetivo empezar a unir cuerpo, mente y alma. Conectar, integrar. En seguida me di cuenta de que eso era lo que necesitaba. Por supuesto, llegué de casualidad, estando en el momento y lugar justos, y me dejé llevar. Dicen que cuando el alumno está listo el maestro aparece, que el camino a la conexión está ahí, y dando señales todo el tiempo, sólo que muchas veces no estamos dispuestos a verlas.

La verdad es no sé por qué nos desconectamos. Cuáles son los factores internos y sociales que hacen que un día nos alejemos de nosotros mismos. Sólo sé que tomándose el trabajo de mirar para adentro, uno puede volver. De a poco, y sobre todo, sin apuro. Dándole tiempo al ojo a acostumbrarse a cambiar de perspectiva. Yo trato de estar en ese camino.