Imaginemos a los antiguos Yoguis de la India, viviendo en sus cuevas en los Himalayas, rodeados de montañas, quizás pasando tiempo en algún templo de la zona. Ellos vivían al ritmo de la naturaleza, se iluminaban con el sol y la luna acompañaba sus noches... meditaban por largos períodos.
Acá les dejo algunas imágenes para ayudar a la imaginación:
Las viviendas de los monjes en monasterio budista tibetano. De fondo, los Himalayas. |
Monasterio budista tibetano de Leh, en los Himalayas |
El templo |
Acá parece ser muy fácil entrar en la meditación... |
Y sin embargo, como para muchos jóvenes del mundo, para algunos monjes el celular es más interesante que el templo y las montañas!!! |
La verdad, nunca entendí mucho de física ni de química, pero creo que lo que sucede es algo así como que, al investigar la materia, los científicos siguen descubriendo partículas cada vez más pequeñas y siempre divisibles; como si, en realidad, todo fuese sólo energía. Me encantaría poder explicarlo mejor, pero como no me sale, les recomiendo un documental que vi hace un tiempo sobre física cuántica que me pareció muy bueno. Se llama "What the bleep do we know". Su versión en español es "En la madriguera". Acá les dejo un pequeño resumen que encontré en Youtube, el documental entero está online.
En fin, estaban los yoguis en la montaña comprendiendo cosas que nosotros tardaríamos siglos en comprobar, e identificaron que nuestro cuerpo energético tiene miles de nadis, o canales por donde la energía fluye, y chakras, los famosos centros de energía, que profundizaremos en próximos posts.
Hay tres nadis o canales que son los más importantes: Ida, Píngala y Sushumna. Ida va principalmente por el lado izquierdo del cuerpo (aunque se cruzan en varias ocasiones), y es energía lunar. Píngala va por el lado derecho, y es solar. Shushumna es el canal central y va por la médula espinal.
Por estos canales fluye nuestra energía vital positiva o prana y nuestra energía vital negativa o apana. Hay que tener en cuenta que para los yoguis tenemos sólo aproximadamente un 10% de nuestra energía vital despierta, el resto se encuentra "dormida" en el primer chakra, a la altura del perineo. Esta energía dormida se llama Kundalini y usualmente es representada como una serpiente dormida y enroscada (ya hablaremos de ella más adelante).
Los yoguis también descubrieron que la respiración era el vehículo del prana en el cuerpo, ya que inhalo prana y exhalo apana.
De ahí viene el interés en la práctica del yoga de trabajar con la respiración, ya que Prana-yama es el control o manejo (yama) de la energía vital (prana).
Hay pranayamas que estimulan el nadi Ida (femenino), que nos relajan, nos enfrían, nos calman; otros que estimulan Píngala (masculino), que nos calientan y nos dan poder y energía; y pranayamas que equilibran nuestras energías, nos armonizan.
En India tomé clases de pranayamas con un maestro que al principio de la clase nos hacía correr en círculos gritando a viva voz "fuego en la montaña", porque decía que cuando terminábamos podíamos escuchar nuestra respiración, hacerla tan presente en el salón que era imposible evadirla, había que enfrentarla y "domarla". Me sentía bastante boba corriendo alrededor del indio gritando como una loca, pero debo admitir que nos traía al presente. Corríamos como chicos, todo lo demás quedaba afuera y la respiración era la única protagonista. Un día me explicó la práctica de pranayamas así:
Todos tenemos un fuego adentro, una llama pequeña que es nuestra esencia. Muchas veces el fuego está un poco bajo y todo se llena de humo. Cuando viene el viento, el prana, dispersa el humo y aviva la llama. Nuestra esencia crece, se expresa. Trabajando con el prana podemos disipar el humo y ser nuestro potencial.
Supongo que la explicación de mi maestro no fue muy científica, pero a mí me encantó!!!
Namaste.
Muchas gracias Julieta. Te felicito, no solo por COMO ESCRIBÍS, sino también, por lo QUE ESCRIBIS.
ResponderBorrarNilda Sánchez